martes, 18 de noviembre de 2008

Cayéndome en cada hueco

-
Íbamos caminando y su boca se torcía en muecas
de desagrado hacia alguna de las personas de
la banal historia del momento.
Mi mente divagaba y sólo podía capturar algunos
gestos, sin seguir el relato, volando en cada
pedazo de cielo, cayéndome en cada hueco,
trepándome en cada árbol desnudo de otoño.
Y tal vez me hundía en la tierra y acariciaba
las hojas caídas, y así caminábamos de la mano,
más distantes que nunca.
-

No hay comentarios.: